Metaclásico, música y más allá

Entrevistas 09.03.2024

Desde 2019, David Christoffel ofrece un programa de radio semanal en el que cada tema musical se debate en compañía de un amplio abanico de colaboradores especializados: escritores, músicos, musicólogos, etc. Metaclassique inventa un nuevo modelo de difusión, tanto en la web como en un centenar de emisoras de radio, pero también una nueva forma de hablar de música. Conozca a un productor apasionado y comprometido.

David, ¿cómo surgió el programa Metaclassique?
Después de muchas experiencias radiofónicas muy felices -pero demasiado pronto interrumpidas- en varias instituciones importantes, con demasiada frecuencia me sentía aislado por razones equivocadas. Metaclassique nació de un deseo indeleble de establecer un espacio radiofónico independiente de los caprichos de las políticas de austeridad que asolan la radio pública y que sistemáticamente se traducen en decisiones editoriales que reducen la educación a un juego de posturas triviales. En los treinta años que llevo trabajando en la radio, me he propuesto poco a poco encontrar una forma de hablar de música que sea a la vez articulada y matizada, un espíritu crítico e ilustrado que rompa con la vulgarización condescendiente imperante, en la que la democratización de la música clásica nos quiere hacer creer que el conocimiento musical es necesariamente aburrido y triste. La ambición era, pues, ir en contra de esta tendencia implícita creando un espacio de libertad que pudiera ser a la vez transgenérico radiofónicamente (desde entrevistas a creaciones radiofónicas, pasando por talleres pedagógicos), transestético musicalmente (de la Edad Media a lo contemporáneo) e indisciplinario editorialmente. 

¿Cuál es su ambición?
Se trata de profundizar y cruzar enfoques. Me parece que no hay suficiente que decir sobre la música si se limita a los músicos profesionales. Si invito también a investigadores de todas las disciplinas, coreógrafos, oyentes, aficionados..., es para abrir nuevas formas de hablar de y con la música. Pero tengo cuidado de que el eclecticismo de los estatutos no se convierta en un fin en sí mismo. No se trata sólo de cruzar puntos de vista como en tantas especialidades estáticas, también hay que inventar formas para que estos encuentros no queden atrapados en las urgencias autopromocionales que congelan sus posiciones. De ahí la importancia de variar los dispositivos de entrevista y las configuraciones de los montajes.

¿Cómo elige los títulos de sus programas (me parece muy buena idea, todos esos verbos en infinitivo, muy significativos, sencillos y eficaces), lo hace después de la grabación?
He retomado el principio de titular por verbo que utilicé en Ouvrez la tête (mi tesis sobre Satie) (MF éditions, 2018) para eludir la pompa de los nombres propios y el culto a la personalidad que impone, la privatización de las funciones musicales, la sobreexposición de la parte delantera del escenario.

¿Cómo elige a sus invitados y sujetos?
La elección de los invitados depende de los temas y de la dirección en la que construyo en torno al verbo. Pero a veces el título se decide con los invitados, y hago del encuentro una especie de apuesta intuitiva. En cualquier caso, intento no sistematizar el proceso, de modo que tengo un protocolo bastante variado. El hecho de utilizar un verbo como título es prácticamente el único elemento intangible de la forma. Y trato de no dejar que otros se establezcan, de intentar renovar incluso las estrategias de acercamiento a los invitados a los que propongo protocolos de entrevista a veces inéditos.

¿Cómo encontró a estas 100 emisoras?
Si las radios comunitarias ofrecían claramente el entorno más favorable para este proyecto, es porque además de estar dirigidas por entusiastas convencidos de la utilidad social de la educación popular a través de la radio, son -salvo algunas excepciones- generalistas. Por tanto, sufren mucho menos la tendencia a enmarcar los repertorios en función de su temática (un programa por periodo o por grupo o instrumento, o incluso un programa centrado en un solo compositor). Así, puedo trabajar precisamente en las líneas de fuga que, partiendo de lo clásico, tejen ramificaciones sobre temas que elijo deliberadamente tangenciales para abarcar cuestiones no sólo musicales, sino también sociopolíticas, poéticas, existenciales o filosóficas. Si ahora tengo más de cien presentadores - hasta el punto de hacer de Metaclassique el programa más compartido por las radios libres- es porque ya conocía desde hace tiempo la red de radios asociativas (ya que trabajé durante mucho tiempo en Sophia, el banco de programas de Radio France). 

¿Cómo organiza estos encuentros cara a cara que son tan importantes para usted?
Cuando hablo de "apuesta intuitiva", busco un equilibrio entre un principio de placer y un deseo de afianzar cosas. El principio de placer va desde la emoción de conocer gente nueva (algunas colaboraciones nacieron de encuentros en Metaclassique) hasta el descubrimiento, juntos, de nuevas preguntas. Y el deseo de estar anclado se deriva simplemente de la necesidad de tener ganas de cada uno de los programas. Aunque me cuido de suspender mis posiciones en relación con el tema abordado, éstas colorean mis preguntas y mantienen unido el arco de construcción de los programas.

Entrevista realizada por Guillaume Kosmicki

Lea la reseña de Guillaume Kosmicki, Los Anales de MetaclassiqueReseña de David Christoffel sobre Resmuscia

Y el libro de Etienne Kippelen, Chansons françaises & musique contemporaine, publicado por Presses Universitaires

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